CARLOS OROZA



Carlos Oroza nace en Viveiro (Lugo). A los catorce años abandona el domicilio familiar para entregarse por completo a su poesía. Viajó por Francia, Holanda, Suecia, Bélgica, Italia, Dinamarca... A comienzos de los años 60 pasará una temporada en Ibiza, donde se une al movimiento hippie. Es en esta época cuando escribe su famoso poema "Malú" y participa en la película ¿Por qué te engaña tu marido?

Miembro destacado del movimiento Beatnik, a finales de los 60, su nombre aparece en la revista Poetry, así como en la antología de Ocho poetas raros y en el libro Un Coney Island de la mente de Lawrence Ferlinghetti.

En el año 1975 obtiene el premio "Beat" de poesía y poco después el Premio Internacional de Poesía Underground y la mención especial de la Joven Crítica.

Ha realizado múltiples recitales a lo largo de sus viajes, actuando en centros y universidades de España y América, en el Festival Internacional de Poesía y Rock FESTIMAD de Madrid (1996) y en el Festival Internacional de Poesía de la ciudad de Barcelona (2004). Ha colaborado en "Baiona Horizonte Atlántico" y con el movimiento Rock-Sinfónico de New York. En su estancia en Madrid fue el poeta maldito del café Gijón, donde se codeó con los grandes artistas de la época.

Su obra escrita, breve pero intensa, comprende las siguientes publicaciones:

Elencar. Madrid 1974
Cabalum. A Coruña 1980
Alicia. Madrid 1983
Una porción de tierra gris del norte. Pontevedra 1996
En el norte hay un mar que es más alto que el cielo. Valladolid 1997
La llama prestada. Lisboa 1998

Preludio a Cabalum (estrenada como obra musical en 1987, en la fundación Juan March de Madrid, compuesta por Xoan Viaño), Cabalum y Malú. Vigo 2010

Tras su estancia en Madrid, regresa a su Galicia natal, donde se asienta en Vigo, ciudad en la que reside actualmente.

— Editorial Elvira



Carlos Oroza, la codicia de lo lejano


Mito beatnick de la poesía española, Carlos Oroza nació en Viveiro, en la provincia de Lugo, al inicio de la década de los treinta. Sabemos poco de su vida, él mismo diluyó cualquier dato cotidiano de su biografía. Conocemos su voz y podemos leerlo en algunos libros en los que se transcribieron sus versos. Vivió en Madrid entre los años cuarenta y los setenta, donde cofundó la revista Tropos y fue Premio de Poesía Underground, pero estos y otros registros de datos estorban en la poesía libre y oral de Carlos Oroza.

No fue hasta los años setenta cuando pudo compilar sus poemas animado por Uxío Novoneyra que apoyó, conjuntamente con Carmen Latorre (la Elena del Eléncar), la transcripción de sus poemas orales para la vanguardista editorial madrileña Tres.Catorce.Diecisiete. En el Courel, Lugo, donde residió intermitentemente entre el año 1974 y 1980, construyó el Eléncar protegido y libre gracias al aislamiento natural de la sierra. En este libro metálico aparecen los textos de Alicia, Malú y el propio Eléncar unidos a los dibujos psicodélicos de Urna, dos poemas visuales de Ignacio Gómez de Liaño y una partitura musical de Morilla. Durante el proceso de composición ajustaron cientos de versos que Carlos Oroza decía de memoria en múltiples y sucesivos recitados que discurrían continuos.

Eléncar
¿Puedo pasar?
¿Puedo meterme entre esos hombros?
Levanta la mano y llévame a tu centro. Obedezco sí y lo hago
/tantas veces como me reclames.
Eléncar
Quiero entrar
Ábreme la puerta grande y definitiva
Eléncar
Puedo esperar que pases y tenderme
Y oigo una campana
Y duermo apoyado en los oídos y siento en el estómago la bóveda
Me da el aire en los pies y siento la cabeza en el vacío
Doy vueltas y no puedo salir
Estoy tendido en los oídos y mi cabeza no me deja salir
.

La intensidad constante de los versos solamente transcritos después de múltiples recitales. Oroza sabía sus versos de memoria. Su oralidad radical dependió de esto: nunca necesitó escribir para recordar. Los sabía todos, cientos de ellos, incluso decía que le parecía innecesario escribirlos. Pero cuando finalmente se decidió a publicar, su práctica poética no se transformó, su dedicación esencial fue siempre recitar, ya que el espacio escénico es el lugar donde reside la incontestable oralidad de su poesía.

Era toda América crucificada en la orilla Toda América insalivada y fija
Brazos saliendo del mar crucificados avanzando brazos pájaros sin cabeza
Brazos voces sumisas en la orilla

Y Poe estaba americando y Poe llevaba un bicho que había salido por su boca
Y era Poe Poe Poe Poe
haciendo ruidos con el agua Poe besando por el alma de la playa


Las transcripciones de los versos de Carlos Oroza poseen un ritmo incesante. Así el sonido de las imágenes se ajusta a un soporte distinto de la memoria y la voz. Con ese soporte sin sonido, se vislumbra la imposibilidad de la división, la imposibilidad del corte en versos como ríos.

Cabalum será un poema que se pierda
Sin embargo
Contaré dos hasta los tres onilios Un luctus
Y una recta del ojo al pasado

La estación es blanca
Y la luz marginal en la memoria
Una pupila ardiente y una luz que se cambia
Un punto que se distingue de otro punto que se pierde considerando el punto departida
Un ojo litoral un instante solaz en el espacio mas puro del beso y del abrazo.

Una expectante espera de innominadas formas y aves por venir.

Cerrarás las puertas de la locura pero entrarás en mí
.

El ritmo del mantra, la palabra río, las enumeraciones recurrentes que iluminan el lenguaje de un ojo que se abre.

Me imagino un incendio en la India
Un fuego propagado en Europa
¿ Quién moverá las llamas... ?
Tus pies
Por las cuestas de luz del Calvario a la guía de tus pies
Eternamente tus pies salpicados de sol y de peces
Por una mañana sin tiempo que tendrá
Por los siglos de los siglos
Una lengua de iluminados
.

Oroza practica la poesía larga de los que no escriben sentados, de los que escriben caminando. En su esencia el fondo líquido de la experiencia, la revelación por los sentidos, la iluminación poseída durante la búsqueda irrenunciable del camino... Todo se abre en su inmensidad y me atraviesa.

Constantes son también los lugares y materiales desconocidos, los colores extraños y las palabras perdidas: onilio, núbol, La Mariana, Alama, azúlida, Golosa... ellas nos empujan hacia un ritmo lejano, compartido.

La imagen de la palabra como guía para atravesar el mundo, como forma de desaparición. Desde el inicio Cabalum será un poema que se pierda. La poesía lejos y muy dentro de lo real acompañándonos en la aventura cósmica: se abre un paso profundo para un ojo que se incendia.

Oroza nos descubre el destino de los signos; y en las premoniciones nos avisa confidente de una liturgia construida sobre múltiples asociaciones luminosas.

He venido a verme. Quiero salir y no puedo entrar.
Paso de lado simplemente y no me llaman.
Y veo a Catín. La ciudad en sus números y la luz. La calma.
Era en un sexto de un seis de una calle que arrancaba del centro
Una distancia que sólo se conocía por teléfono
Y vino un desconcierto. La calma. Vino la calma.

La calma y mirarás decía
Y sus ojos tenían la precisión táctil de su boca
La calma. Vino la calma


Sus recitales son espectáculos donde el público entra guiado por su voz tan radiofónica y alucinante como singular. Mínimamente traducido, Carlos Oroza vive en Vigo, cerca del mar, el gran elemento que guía su última poesía: «Mí libro, Una porción de tierra gris del norte, está escrito fijándome en las últimas orillas, en las playas, en el mar, en lo atlántico. Es la codicia de lo lejano. Yo tengo esa codicia.»

No te muevas
No te muevas entonces a no ser que sea para entrar en tí mismo
Y en el territorio compartido Permanece
Que suban los que sufran la tentación del norte
.

Poeta raro, figura y personaje de la bohemia madrileña, fue retratado conscientemente por Umbral en La noche que llegué al Café Gijón. Voz única de la poesía española con seguidores y sin discípulos, encontramos su sonoridad concentrada en la última edición de Preludio a Cabalum. Cabalum. Malú; un audiolibro que recoge en soporte audiovisual los versos que como ríos automáticos nos arrastran a ese lugar del norte que todos compartimos lejos y muy dentro de lo real.
Branca NOVONEYRA



Oroza, universal del malditismo


El poeta gallego, ha sobrevivido a bronquitis, noches en los portales y policías furiosos hasta cumplir 90 años y ver su obra reeditada
y puesta en valor. No hay otro como él.



Este hombre pertenece irremediablemente a un mundo que no existe. Y si existe es porque él lo ha habitado. Carlos Oroza es un universal del malditismo. Algo así como el druida de una civilización donde es rey de sí mismo. Un gallego de Viveiro (Lugo), parido en casa en 1923. Un poeta huidizo y deslumbrante con perfil de bereber, 'esquelatura' de astilla y ese fulgor metálico en el mirar de quien ha probado el hambre y la sed, de quien ha visto demasiada noche («aunque la noche es una mentira literaria», ataja), de quien se ha abrigado con todo el frío y a quien nunca le falta el adjetivo preciso para cada idiota que le sale al paso.

Oroza es una leyenda casi desesperada. Gimferrer lo dice mejor: «Es un caso único: a la vez la presencia más precisa e imprecisa de la poesía española». En aquel Madrid de los 50/60, cuando las pensiones olían a gas de almendra, este hombre de verbo macizo deambuló por el triángulo de los mejores cafés (Lyon, Gijón y Comercial) con libros de Marcuse en el bolsillo del gabán y sostenido por una dieta de coñac 'perronero' y nescafés que no tenía costumbre de pagar. Gastaba un aspecto de peregrino de esos que se lavan ellos mismos la camisa. Anduvo por la ciudad como un holograma. Embestía contra los poetas de la Juventud Creadora. Era un 'beat' inconcluso en el país menos capacitado para fraguar lo 'beat'. Quería, como Ginsberg, hacer de la oralidad 'performativa' del poema una nueva astronomía.

Oroza está habilitado como pocos para el verso deslumbrante y ambulante, para la respiración larga de la poesía. Es un enlace casi secreto de la estirpe de Rimbaud y los surrealistas. Pero nadie había leído un verso suyo porque escribir era cosa de oficinistas y él es partidario de la salvaje felicidad de recitar echando la memoria por delante, como diciéndolo todo de primera mano. De ahí que la poesía de Oroza sea de un domino exclusivo, radical sin buscarlo, «con el doble orgullo de lo absoluto y de su ocultación» (Gimferrer, de nuevo).

Después de aquellos años de bohemia, chancros, bronquitis y otros males de menor cuantía. Después de madrugadas en portales y pensiones, con la pantorrilla alada para el momento de salir corriendo si la casera reclamaba el mes con intereses. Después de forjarse una biografía de humo en Madrid, con versos herméticos y ambiguos de una iluminación refinada, como llegados del cruce de una pulsión oracular y una sabiduría de ventorro, Carlos Oroza desapareció.

Los más enterados lo fijaban en Vigo. En su tierra, pero sin techo fijo. «Nadie conoce la dirección de Oroza porque eso sería como saber el paradero del viento o de la brisa», comentó en una ocasión el poeta César Antonio Molina. Y acertó. Pues Oroza es un poeta clandestino. En Galicia, tantos años después, se ha convertido en una estrella del rock del extravío. En un exvoto. Y allá se ha recuperado su poesía deslumbrante. El artista Carlos Vilas Bugallo preparó la edición de bibliófilos de 'Preludio a Cabalum. Cabalum y Malú', que incorpora un excelente documento audiovisual con tres videopoemas de Oroza (sólo a la venta por encargo en vilas.bugallo@gmail.com). Y la editorial Elvira reúne en un sólo volumen lo que es hasta ahora la publicación más completa de los poemas de Oroza, con el título de 'Évame'.

«Ahí está lo principal de mi escritura», explica el autor. «Dicen que soy un poeta insólito, pero yo no quiero creer en esas cosas. Creerlo es una rendición». Del otro lado del teléfono, el viejo Oroza mantiene la voz alta. «Lo único que queda ya, cuando todo ha estallado, es la poesía».

- ¿A usted de qué le ha salvado?
- De ciertas decepciones cuando la vida no responde al deseo que tenemos de la vida.
- ¿Se siente bien en el molde de maldito?
- Bueno, eso pertenece más a otro tiempo. El último poeta maldito fue Federico García Lorca. Yo tan sólo soy un solitario que rechaza el tumulto.
- Rechazo es un concepto que le define bien.
- Mi vida ha sido un rechazo tras otro. Y una revisión constante de las cosas, empezando por la cultura, tan amenazada de dogmas. La cultura no es algo inmutable, como algunos pretenden. Igual que no lo es el lenguaje. Hay que transformarlo constantemente. Huir de las obviedades. Ese ha sido mi empeño. Ése y darle a la poesía su sonoridad. Porque la poesía es más voz que signo. Es, sobre todo, ritmo. No rima, sino ritmo.
- ¿Como poeta se siente bien entendido?
- Sobre todo por los jóvenes, que son más libres de pensamiento.
- ¿Sigue memorizando sus textos?
- Claro. Es que yo creo que la poesía está hecha para la oralidad.

En una de sus muchas desapariciones, Carlos Oroza echó el ancla en Ibiza a finales de los años 60 para participar en una película de Manuel Summers: '¿Por qué te engaña tu marido?', adaptación de una novela de Wenceslao Fernández Flórez. Cuando acabó el rodaje decidió quedarse. Allí escribió uno de los poemas icónicos de su obra, 'Malú', un viaje psíquico por Formentera que cantó tiempo después Nico, la musa de la Velvet Underground, de Warhol, de Morrison. «Desde hace miles de años le fueron dados al hombre la tristeza y el asombro, y de un llanto hacia otro llanto un mar para el traslado a Formentera».

Uno de sus recitales míticos fue en Barcelona, junto a Leopoldo María Panero y Carlos Edmundo de Ory. Oroza ha organizado algunas sesiones de mucha zumba. En el año 75, en Pontevedra, leyó en el Teatro Malvar su poema 'Desfile de la Victoria', un alegato antifranquista: «En este lugar se celebra el crimen cada año...». Los militares le quisieron fusilar y él salió escoltado con un grupo de falsos policías. Eso también es Oroza. «Es que ser poeta es un fracaso», exclama.

Ama a Blake, a Rimbaud, a Lorca y a Whitman sobre todas las cosas. «Este último era un tranviario fabuloso. Un poeta esencial capaz de decir cosas así: '¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y ¿qué? Yo soy inmenso, contengo multitudes». Pero también cultiva desafectos inquebrantables. El principal, a las fronteras. «Dejad que el trigo crezca en las fronteras», escribe. «Creo en lo universal, nunca en la identidad fronteriza que nos han impuesto. Toda frontera es una construcción ilegal porque secciona el mundo. Creo en la tierra ancha, por eso estoy incapacitado para asumir ningún nacionalismo. Pues el nacionalismo es lo artificial. Nos hemos inventado banderas y las hemos clavado en todas las partes. Es un horror».

- ¿Qué es 'Évame'?
- Un viaje hacia el recuerdo. Hacia lo contemplado. Un canto a la mujer. Y la voz de un hombre que viaja por la vida en dirección contraria.
- ¿Cómo ve el presente?
- Lo que observo no me gusta. Yo soy un salvaje contemplativo y lo que ahora tenemos delante no me interesa en absoluto. No estoy preparado para este sistema injusto.

De Carlos Oroza se dicen muchas cosas. Y quizá alguna sea cierta. Entre tanto, él sólo mantiene militancia en la poesía. Para qué más a los 90 años: «La poesía es un canto al mundo libre, a ese mundo que vive clandestino de nosotros, ¿verdad?», pregunta. Verdad, le decimos.
Antonio LUCAS



Carlos Oroza: un caso único de la poesía


'Carlos Oroza es un caso único: a la vez presencia y la impresencia más sorprendente de la poesía española'. Así definió al poeta gallego, Pere Gimferrer, miembro de la Real Academia Española desde 1985 y Premio Nacional de las Letras en 1998. El académico acudirá a Vigo el próximo jueves con motivo de la presentación de 'Évame', las obras completas de Carlos Oroza, publicadas por la editorial viguesa Elvira.

Tal y como recoge en el prólogo escrito para el poemario, hay 'contadas voces, en la poesía hispana de hoy, tan poderosas y esenciales'. Asegura que 'le pertenece un dominio casi exclusivo; el doble orgullo de lo absoluto y de su ocultación' y apunta que 'pocos tienen tanto derecho a ser llamados maestros, de no ser quizá tal denominación incompatible con lo radical de su gesto, con esta poesía en mutación siempre en pos de sí misma'.

Comenta que 'sustancialmente ha escrito cierto número de extensos e importantes poemas, siempre reelaborados, desde hace décadas (acaso un único poema que le entrevera con su vida) y en los que un verbo casi oracular y chamánico le hermana con el legado de Rimbaud y los surrealistas'. Destaca del poeta afincado en Vigo, que desde que alcanzó la notoriedad en los 60 'no ha dejado de escribir y reescribir nunca'.

Finalmente,el también poeta recomienda 'hay que leer, escuchar siempre a Oroza; la poesía le debe tanto como debe él a la poesía y nosotros a ambos'

POEMARIO UNIVERSAL
'Ahora ya tiene mi respiración'. Esa fue la respuesta de Carlos Oroza para referirse a 'Evame', libro que recoge de forma íntegra el universo de Oroza.

Concebida por la editorial viguesa como un único poema, aúna la totalidad de los versos, convertido en una sola y extensa composición, tal y como explica el propio autor: 'La poesía es todo oralidad; al hablar no hay puntualización, no hay interrupciones'. Con la paginación diseñada en horizontal, se completa el texto con fotografías históricas, fotomontajes, una carpeta con siete serigrafías originales y una amplia entrevista con Oroza. El presidente de la Real Academia Galega, Xosé Luis Méndez Ferrín calificó este trabajo como 'un objeto espléndido, donde su nudo es la poesía de Oroza refundida por el propio autor; la depuración y refacción lleva el merecido título 'Évame', que todos los lectores de Carlos tiene en su memoria'. Méndez Ferrín afirmó del autor que 'es un grande de las letras contemporáneas de expresión castellana; también es distinto; nadie es como Oroza; singular, merecía un libro diferente que ahora es realidad'.

La presentación del 'Évame' tendrá lugar el próximo jueves en el Centro Social Novacaixagalicia, donde el artista de las letras estará arropado por Pere Gimferrer y Méndez Ferrín. Se hará una tirada de mil ejemplares del poemario a 95 euros y con una edición de lujo de 150 firmados por el autor y con las serigrafías de sus dibujos.
Pere GIMFERRER



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